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domingo, noviembre 15, 2015

Ellos, los otros

Cuando se ha anunciado un minuto de silencio por las víctimas de los atentados de París, he sentido incomodidad. Los gestos, también los bienintencionados -especialmente esos-, conllevan siempre un posicionamiento, aunque sea inconsciente. Nadie de buen corazón se opondría a la solidaridad con las víctimas de una barbarie como la vivida en París el pasado viernes. No cuesta nada levantarse durante un minuto, guardar silencio y, en la medida de lo (im)posible, tratar de empatizar con el horror que uno nunca imagina para su vida. Siempre es bueno ponerse en la piel de los demás, mostrar empatía. El problema llega cuando los demás se convierten en los otros, cuando el nosotros implica un ellos, cuando decidimos por quién doblan las campanas. 

Como bien me ha recordado un compañero, la humanidad siempre se ha unido en torno a la tribu. Pero, ¿quién conforma exactamente esa tribu? Por definición, la tribu es excluyente. ¿Dónde quedan dibujados los límites de la misma? ¿Dónde el nosotros se desdibuja en un ellos? ¿Por quién guardar y por quién no un minuto de silencio? En la alocución por megafonía se han referido en exclusiva a las víctimas de los atentados de París, no a las de Beirut del día anterior o a las del avión ruso caído en Egipto o a las de Bagdad o a las de Palestina o a las de Siria o a las de Ankara o a las de Yemen o a las... ¿Por qué sí con las de París? ¿Cuál es nuestro nexo común con ellas y no con las otras? ¿Existen víctimas tolerables? Hasta donde hemos sabido, en París han muerto o caído heridas personas de orígenes geográficos muy diversos, entre las que intuyo además habría cristianos, musulmanes, judíos, agnósticos, ateos... ¿Habremos guardado silencio por europeos? 

¡La Europa de los valores! Escucho discursos que hablan de su defensa, de la democracia, se refieren incluso al "sistema que nos hemos dado" atacado por quienes desangraron París el viernes. Evidente: todos esos valores, la democracia, el sistema que "nos hemos dado", han sido atacados y lo menos que se puede decir de los asaltantes es que son unos bárbaros, unos desalmados (y de ahí para arriba hasta el exabrupto). Pero, ¿qué valores han atacado? ¿Son universales? ¿Somos Europa y sus valores cuando sostenemos dictaduras y comerciamos con ellas? ¿Cuando les vendemos armas? ¿Cuando aceptamos paraísos legales para negar el derecho de defensa? ¿Somos Europa al bombardear otros países? ¿Cuando abrimos en ellos vacíos de poder en los que se cimentan horrores como el Daesh? ¿Son menos víctimas del horror y la barbarie sus víctimas? ¿Somos Europa al internar en campos de concentración a quienes huyen del terror? ¿Al levantar vallas delante de familias exhaustas después de miles de kilómetros a pie? ¿Esos son nuestros valores? ¿Es por ellos por lo que lo hacemos? Hablar de defender "el sistema que nos hemos dado" y "nuestros valores" es tanto como aceptar las muertes de miles de civiles o la imposibilidad de una vida digna para millones de personas. Porque seamos conscientes: lo hacemos en defensa de todo eso. Si lo aceptamos -es decir: si les votamos, si no hacemos manifestación pública de nuestra oposición, si aceptamos la desigualdad...-, ¿no deberíamos a empezar a asumir las consecuencias de nuestros actos, por acción y por omisión? 

Le preguntaba ayer Enric González en París a un "taxista musulmán" por sus sentimientos después de los atentados; pregunta respondida con otra pregunta: ¿Me lo pregunta como taxista, como parisino o como árabe? No es gratuita su suspicacia, establece categorías de sospecha consolidadas en nuestra Europa de los valores. En ella, no es lo mismo un cristiano que un musulmán, un rumano que un francés, un gitano que un payo. La condición humana es inclusiva; lo demás, exclusiones tribales. En Europa, la libertad, la fraternidad y la igualdad tienen reservado el derecho de admisión. No es para ellos.

Carlos Pérez Cruz

6 comentarios:

Alvarotuba dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Aarón Blanco dijo...

Muy buen artículo Carlos. De esos que sirven porque pueden generar conciencia, porque se refieren a algo más, a algo más profundo, porque quizás anime a alguien a pensar con quién se identifica y por qué, a pensar que el concepto de nación es un "tribalismo exacerbado" como decía Krishnamurti. O a pensar que "me siento más cercano al chino bueno que al español malo" que decía García Lorca.

Justamente hoy he escrito un poema cuyo mensaje de fondo es muy similar, lo comparto: https://insultismo.wordpress.com/2015/11/16/informe-sobre-el-estado-de-la-humanidad/

Alvarotuba dijo...

Muy buena reflexión Carlos. Estoy de acuerdo con todo lo que escribes en este post.
Debemos horas de silencio a miles de muertos. ¿Y los refugiados? ¿Entenderemos ahora por qué huyen?
Esperemos que esta barbarie de París sirva para conmovernos y avergonzarnos por nuestra pasividad ante sucesos similares. Mucho me temo que no será así. ¿Cuándo es el Madrid-Barça?
Un abrazo.

Alvarotuba dijo...

Muy buena reflexión Carlos. Estoy de acuerdo con todo lo que escribes en este post.
Debemos horas de silencio a miles de muertos. ¿Y los refugiados? ¿Entenderemos ahora por qué huyen?
Esperemos que esta barbarie de París sirva para conmovernos y avergonzarnos por nuestra pasividad ante sucesos similares. Mucho me temo que no será así. ¿Cuándo es el Madrid-Barça?
Un abrazo.

Unknown dijo...

Absolutamente conmovida. Me sigue preocupando que, al fin y al cabo, esto me conmueve porque hay una coincidente filosofía al respecto. En fin... como decía mi abuela, "Uno tié qu'hacer lo que tié qu'hacer". Por eso pongo esperanza en que el esfuerzo de escribir un excelente artículo, servirá para, tal vez, abrir alguna cabeza obtusa, y si no, bastará con remitirse al dicho de mi abuela. Así que, gracias de todo corazón.

juan antonio dijo...

Hola Carlos.
Hace tiempo que perdí esa esperanza de la que habla Babel, esas mentes obtusas (por definición) no van a dejar de serlo por muchos artículos de esta guisa que lean.
Para mi que los peores terroristas somos los ignorantes (metámonos todos y sálvese quien pueda) ¿ O acaso no es la ignorancia el mayor enemigo de la libertad ? ¿ No lo es de la democracia (entendida como el sistema político ideado por dar el poder al pueblo; que con tanto eufemismo y manipulación del lenguaje hasta ésta hay que especificarla) ? ¿ No lo es de la convivencia ? ¿ No lo es de la cultura ? ¿ No lo es de la salud ? etc etc. Porque sí, ser egoísta es ser ignorante, y hacer distinciones entre unos muertos y otros no deja de ser una manifestación de egoísmo. Hasta la sabiduría popular lo dice: " El tonto el puto " esto viene a decir para quienes no la conozcan, que al tonto no suelen ocurrírsele cosas buenas.
Saludos.

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