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jueves, diciembre 06, 2012

Sahar Vardi, el precio de la insumisión en Israel

Sahar Vardi (Jerusalén, 1990) forma parte activa de algunos de los escasos movimientos civiles que en Israel se oponen a la ocupación de los territorios palestinos. Vardi se negó a hacer el servicio militar obligatorio, motivo por el que ha sido encarcelada en su país. El miércoles 5 de diciembre ofreció en la librería 'La hormiga atómica' de Iruñea - Pamplona una conferencia bajo el título de Refusenik - El precio de la insumisión en Israel que puedes escuchar y leer íntegramente en este enlace.

 

Hay probablemente dos factores fundamentales en la forma en la que crecemos. Nos educan desde muy pequeños, por un lado, en el miedo y, por el otro, en la militarización.

Nos reunimos en torno a la mesa, con comida, se canta y hay una canción que entonamos todos unidos que se podría traducir algo así como: en cada generación alguien intentó exterminarnos. La semana siguiente se celebra el día en memoria del Holocausto. La siguiente, el Memorial por los soldados y la mañana siguiente es el 'Día de la Independencia'. En muchos sentidos ese es el concepto: siempre ha habido alguien que ha tratado de asesinarnos - el Holocausto es, obviamente, un buen ejemplo de eso -, y por ello los soldados tienen que luchar y morir para que puedas tener un país.

En el jardín de infancia. A un lado, los números del uno al diez y al otro, símbolos. Así que tienes tres recuadros que tienes que relacionar con el número tres. Los símbolos son aviones, tanques, el símbolo de la fuerza de defensa del ejército israelí. Y eso tan sólo para aprender a contar. Hay símbolos militares en todas partes, toda tu vida rodeado por ellos.

... un militar de dieciocho años regresa a casa para el fin de semana y lleva su arma consigo. El fin de semana sale a beber, a pasárselo bien con los amigos y muchos de ellos llevan las armas consigo. Así que es algo que te acostumbras a ver.

Y el colegio que habíamos pintado quedaba al otro lado de la valla, así que los críos tenían que pasar todos los días por un checkpoint para llegar al colegio. Y esa era una realidad que yo no podía entender. Quiero decir… mi vida continuaba siendo básicamente la misma, como si fuera de hecho cualquier ciudad europea. Para mí la idea de la ocupación es también la de las historias horribles que escuchas sobre gran violencia aquí y allá pero, sobre todo, para mí es la de la vida cotidiana. Cuando, literalmente, te levantas cada mañana y tienes que pasar por un soldado y enseñar tu carnet de identidad para poder llegar al colegio.

Y los soldados empezaban rápidamente a disparar gas lacrimógeno… Para mí eso resultaba una situación muy extraña porque crecí sabiendo que los soldados estaban para defenderme, que ese era su propósito y que los palestinos eran, obviamente, mi enemigo. Y entonces llegas a esta protesta y los soldados te disparan y son los palestinos los que te dan cebollas para protegerte del gas lacrimógeno y se entra en una dinámica en la que no sabes quiénes somos nosotros, quiénes ellos y quién está contra quién.

Yo pasé unos dos meses en una prisión militar y otros tres en detención. Fui liberada oficialmente por mi enfermedad mental, así que también estoy oficialmente loca.


... todos los primeros ministros pasaron por el ejército aunque no fueran generales. Cuando permites que antiguos militares dirijan un Estado, cuando resuelven cualquier problema lo resuelven como soldados, lo resuelven mediante acciones militares porque es lo que ellos conocen.

... cuando Estados Unidos quiere construir la valla entre ellos y México para prevenir la inmigración, cogen la tecnología de la valla que está comprobado que funciona en Cisjordania. Cuando Francia quiere comprar nuevos drones para enviar a Afganistán, compra los que Israel probó que funcionaron en los ataques a Gaza de 2009. Y aquí es donde puedo dirigirme a vosotros, porque esta economía militar es algo verdaderamente global. La ocupación es únicamente sostenible gracias a todos estos gobiernos que siguen diciendo que están contra ella y a la vez la están subvencionando y comprando sus productos.

La reacción de la Autoridad Palestina no es menos violenta que la israelí. Arrestan a lo loco, golpean… bueno, también hemos oído que en Madrid utilizan pelotas de goma contra los manifestantes. Quiero decir que la Autoridad Palestina actúa como cualquier otro Estado cuando su juventud trata de levantarse de forma crítica. Así que quizá merezcan ser un Estado, han probado que pueden hacerlo.

No tengo aquí mi carnet de identidad pero el Ministerio del Interior tiene tres clasificaciones. La primera es tu pasaporte, tu ciudadanía, que es israelí. La segunda es la nacionalidad, que no es israelí. Es judía o árabe o drusa, que son los grupos principales. El tercero es la religión. Y de nuevo, la religión puede ser judía, cristiana, musulmana, budista… la que sea. En lo que concierne al gobierno de Israel estas son cosas separadas. Así que cuando preguntas por otros Estados musulmanes, Israel no se ve igual que ellos porque lo que ellos ven como judaísmo es la nacionalidad y no la religión. Así que en lo que se refiere a la división que hace Israel, el Estado no es un Estado religioso, es un Estado Nacional Judío.

Hay un dicho que dice que un pesimista es el que piensa que las cosas pueden empeorar y un optimista es una persona que cree que, ¡sí, pueden empeorar! Así que creo que ese es el punto en el que nos encontramos.

Las películas son muy críticas. Nuestro Ministro de Exteriores, Lieberman, que podría formar parte de nuevo del próximo gobierno, ha sugerido un contrato específico para directores de cine que deberían firmar un acuerdo de lealtad con el Estado. Y eso es porque sí, el cine es muy crítico.

Oficialmente el 35% del presupuesto palestino es para la policía; es superior al de Israel que ya es lo suficientemente alto. Y todo ese es dinero estadounidense, en ambos casos. Dónde ponen el dinero todos estos políticos tiene poco que ver con la población palestina y sí con los intereses de Estados Unidos o con los intereses de la industria armamentística. Esa es otra perspectiva más allá de la corrupción, que es muy obvia en la Autoridad Palestina. Casi ni siquiera tratan de ocultarla.

En 2009 o 2010, Hillary Clinton estuvo en Israel y dijo que debían detener las demoliciones en Jerusalén Este y mientras permaneció en el país hubo demoliciones. Se lo tomó como algo personal y aparentemente abroncó a las personas adecuadas. Desde entonces hasta hoy, de las cien casas que se solían demoler al año, se pasó en Jerusalén a quizá un par de docenas, incluso no tantas.

Hay un sitio web que se llama ‘Who profits?” que tiene un mapa con todas las organizaciones y corporaciones que sacan beneficio de la ocupación israelí. Debería ser lo suficientemente aproximado para ver qué corporaciones internacionales están implicadas aquí y allí y así poder afectar a vuestra decisión de dónde poner vuestro dinero o en qué dirección presionar a vuestro gobierno sobre dónde pone vuestro dinero. Estas son cosas que, al final, realmente tienen influencia sobre el terreno.

 

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