Busca en "Carlos Crece"

martes, octubre 30, 2012

Carlo Actis Dato & Baldo Martínez - "Sonidos de la tierra"













Lo han dado en llamar Sonidos de la tierra pero bien podrían haberlo llamado Música ambulante, porque lo primero que se me viene a la cabeza al escuchar este disco es una imagen circense: la de dos locos maravillosos que asombran a niños y mayores con sus malabares musicales, en la plaza de un pequeño pueblo perdido no sé dónde. O quizá es que me siento niño escuchándolos; consiguen evadirme del caos urbano (aunque quizá de él nazca esta música) y dibujarme los paisajes rurales de una feliz utopía.  Tienen algo de personajes del Amarcord de Fellini, de músicos de tragicomedia balcánica de Kusturica.

Los misterios del surrealismo son insondables. Sólo así se explica la feliz comunión de tan extraña pareja: contrabajo y clarinete bajo (o saxo barítono). ¿Cómo es posible? ¿En qué cabeza cabe? En la de Carlo Actis Dato, que su locura no tiene límites. Es seguramente uno de los gamberros más creativos del orbe improvisador. Un tipo capaz de evocar a una pareja en plena faena con la simple digitación de su saxo y su voz en convulsión gemidora (para terminar cantando ´O sole mio; lógica conclusión del acto de su Latin lover en el disco The Moonwalker). Con estos antecedentes es lógico pensar que un tête à tête con Baldo sea para él lo más normal del mundo, máxime cuando el contrabajista es un tipo lo suficientemente cuerdo como para aceptar cualquier reto, por inverosímil que parezca. Su trayectoria es una demostración de equilibrio entre la voluntad de búsqueda y el contrapeso de lo encontrado. Un músico ejemplar, brillante en su constancia. Dos polos – no necesariamente antagónicos, a pesar de las apariencias – que juegan con naturalidad el uno en el terreno del otro. Se cortejan en una danza circular, hipnótica, con Carlo en el papel (¿?) de pícaro y enfebrecido saltimbanqui y Baldo en el de domador de la fiera italiana. Claro que el cántico a lo Teleñecos del número final despierta la legítima duda de si el domador no termina por padecer el Síndrome de Estocolmo.



Carlo Actis Dato y Baldo Martínez (Madrid 23/10/2012)
© www.elclubdejazz.com


Escucha Ceuta (Carlo Actis Dato): registrado en directo en Madrid (23/10/2012)


Escucha Cabo Prioriño (Baldo Martínez: registrado en directo en Madrid (23/10/2012)


Este disco confirma lo que ya anunciaron con la denominación de su primero en 2005, Folklore imaginario (Leo Records, 437). Puede que la llamen vanguardia, pero esta música huele a tierra húmeda, a noche de los tiempos. A folclore (imaginario, claro). No hay en la tierra del título vocación planetaria, si acaso es global a partir de un localismo que, como su folclore, es pura fantasía. No es ni italiano ni español. Es música de baile de un país que no tiene más fronteras que las que ellos (no) se imponen y cuyas normas las establece el necesario sentido de la cooperación. Uno le tiende la mano al otro y el otro al uno y así pueden explayarse en un diálogo que entrelaza, con magistral sencillez, solos y acompañamientos. Las líneas de bajo devienen solistas y los solos línea de bajo de forma tan natural que parecieran una sola. Como si una mano invisible (quizá eso que ahora llaman química) articulara los movimientos de ambos con tan sólo un hilo.

Y uno se pregunta cómo demonios lo hacen para lograr mantener tan alto el interés durante tantos minutos con tan poco arsenal, cuando siendo ambos capaces de mandarlo todo al garete de la heterodoxia se ciñen a tempos y estructuras perfectamente descifrables e inteligibles (que no convencionales). ¿Cómo? Con ingenio, desinhibición y arte, de ese que no se describe con palabras y que se labra con el tiempo, la persistencia y con la mente tan abierta y porosa como permite intuir la trayectoria profesional de ambos. Las carreras del loco Martínez y del cuerdo Actis Dato. ¿O era al revés?

© Carlos Pérez Cruz

Nota: Este texto conforma las notas del libreto del disco.

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

lunes, octubre 29, 2012

Tardes de sol, mañanas de niebla

Domingo 28 octubre 2012 en Iruñea - Pamplona

Lunes 29 octubre 2012 en Vitoria - Gasteiz

domingo, octubre 28, 2012

Han Bennink - Festival Periferias 13.0 (Huesca, 27/10/2012)

Un sólo golpe bastará… para acallarlos. Directo de baqueta a la caja y - después del susto de algunos espectadores todavía a lo suyo - silencio en la sala. Han Bennink o de cómo ser y sentirse un chiquillo en escena pero con el control de la veteranía, que en su caso es de pedigrí. Pionero de la improvisación europea (aunque rechace con desdén tal calificativo), el baterista holandés apenas necesitó unos minutos para deshacer lo que el equipo técnico de ‘El Matadero’ le tenía preparado (¡fuera micros!) y apenas treinta y cinco de actuación para quedarse con el respetable. En pequeñas dosis, sin grandes aspavientos aunque con contundencia.


Han Bennink
© Jesús Moreno

Al primer golpe seco y directo a la yugular auditiva le siguieron unos cuantos más. Entre unos y otros fue hilando pequeñas historias a las que puso hilo melódico: en algún caso con su silbido (Cherokee), a gritos (Salt peanuts! Salt peanuts!) o canturreando (sin identificar por mi disco duro mental). Es probable que en su cabeza sonara una banda subida a lomos de su batería, aunque para el espectador es suficiente con la pegada. Lo que a priori puede parecer una presencia coja (la falta de referentes melódicos y armónicos) se convierte en manos de Bennink en una incitación al despertar de la imaginación (qué mayor interacción que esa, hoy que tanto parece denostarse la pasividad tradicional de la figura del oyente y en que todo ha de ser interactivo) y en un admirable ejercicio de sutilezas técnicas (la baqueta golpeando otra baqueta, mientras el rebote de ésta sobre la caja genera contrapunto rítmico) y de ingenio (golpea una baqueta introducida parcialmente dentro de la boca que, al variar su gesto, produce diferentes resonancias).



Setenta años y una figura inmensa que Han Bennink flexiona como si tal cosa. Lo mismo eleva un pie y lo apoya en la caja (como elemento de presión del parche) que se sienta en el suelo con las piernas abiertas. Todo es percutible (su currículo así lo defiende). Aunque su actuación oscense fue comedida en presumibles heterodoxias, demostró cómo hasta los zapatos pueden recibir con gracia los golpes de baqueta y cómo el cuerpo se acciona por completo para crear un todo rítmico que combina la habilidad tradicional del baterista con la peculiaridad de unos pies que en su movimiento generan pulso, contratiempo y riqueza tímbrica en su golpeo del suelo.

La actuación de Han Bennink abrió sesión triple en la programación vespertina del Festival Periferias, edición dedicada este año a la Nueva Comedia. Aunque no es un comediante, Bennink pertenece a esa escena holandesa de improvisación surgida en los años sesenta no exenta de (buen) humor. ¿Es humorística su acción sobre el escenario? No lo creo. Y sin embargo al espectador se le dibuja una sonrisa y, en ocasiones, se le despierta la risa. Simplemente porque Bennink carece de complejos y su desinhibición abate los nuestros. El holandés mantiene activo ese juego que debería ser la vida: lleno de curiosidad para probar, errar y, a veces, acertar. Como el que le llevó a intentar hacer rebotar baquetas en el suelo para cazarlas al vuelo. No era una excentricidad, sino un complemento para llevar al terreno de lo visual el juego rítmico de la música.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com


Han Bennink y Jesús Moreno
© Carlos Pérez Cruz

viernes, octubre 26, 2012

"Animales" en la vía

Once de la mañana. De la calle me llega el cántico alborozado de un grupo de féminas, el grito desatado por la mezcla explosiva del alcohol y adolescencia desabrochada. Caminan agrupadas, en dos líneas de cuatro. Al llegar a la esquina de la manzana en la que vivo se agrupan de forma circular. Un hombre mayor se les acerca. Desconozco qué les cuenta pero ellas aplauden alborozadas. Me aparto de la ventana. Los cánticos continúan. Recurren a algunos clásicos sanfermineros (... ¡Riau Riau!). De pronto surge una voz de mujer que desde la puerta de su vivienda recrimina su actitud. Me asomo. Una de ellas se sitúa en cuclillas entre dos coches, con los pantalones y las bragas bajadas. Orina. La mujer les hace ver que es de muy mala educación lo que está haciendo y empareja su actitud con la de los animales (cosa que somos, por cierto). Le devuelven los reproches con otros que la califican de "amargada". ¡Cómo puede reprocharles algo tan natural como eso! La orinante se limpia con un par de pañuelos de papel y los arroja al suelo, sobre el líquido del que se ha desprendido. Se alejan. "Pero tía, ¿has visto? Qué fuerte. Que nos ha llamado animales"

PD: Hoy es la "Carpa universitaria". Una celebración donde, con la excusa de una celebración teóricamente universitaria, cientos de jóvenes dedicarán el día entero a beber alcohol. Mañana la prensa local tratará de captar su atención con fotografías de "búscate en la carpa". Y todo será de lo más normal.

miércoles, octubre 24, 2012

Presentación de "Esto es Jazz: los 101 + 101 mejores discos de la historia" (de Chema García Martínez)

Chema García, Joachim Kühn y Carlos Pérez Cruz.

¡Bravo Chema! Un libro sobre discos en tiempos en los que leer sobre el papel es un insulto a la inteligencia digital y en los que comprar un disco le convierte a uno directamente en antisistema. Como siempre acertado, señor García. No contento con esto, en vez de titular, provoca. Lo cual, no lo neguemos, es consustancial a la figura del crítico. Y no se me escude en que la editorial le propuso o impuso semejante bravuconada, que bien conocen las hordas de aficionados al jazz de este país cómo se las gasta usted, que no necesita cerilla sino bolígrafo y libreta para prender la llama de facebook, la coartada de los pirómanos del siglo XXI.

No le mentiré, García, yo no he venido aquí ni a hablar de su libro ni tampoco del mío; que ni lo hay ni se lo espera. Estoy aquí porque me prometió un sitio preferente al lado del genio... por ver si se me pegaba algo. También es verdad que porque mi chica está enamorada de él y, ahora que lo veo de cerca, todavía entiendo menos por qué. Pero así es la vida. El señor, o sea, Coltrane, reparte: a unos el genio de las teclas y el atractivo... a usted y a mí, nada, no nos engañemos. Por eso nos dedicamos a hablar de los demás, aunque sea mal.

Volviendo al libro... Bueno no, casi mejor no. Divaguemos. No sé hacia dónde va esta sociedad, entre otras cosas porque ni sé hacia dónde voy yo, aunque lo más probable es que me vaya al carajo. Quizá por eso elegí el jazz - o el jazz me eligió, no lo sé - porque es una buena música para combatir el carajo, incluso para mandarlo todo al carajo. En todo caso, que me voy por los cerros de mi mente... y volviendo al libro... bueno, no, mejor no. Sigo divagando. Que no sé si habrá libros y discos mañana pero sí que habrá jazz y que espero que esté ahí usted para dar fe de él. Eso sí, con libreta y bolígrafo. Que otra cosa buena no sé si sabré decir de usted, pero que al menos no tweetea los conciertos, ya es algo. Que ya sabe usted que ahora la inteligencia es espontánea.

En fin, finiquito mi minuto de gloria, el que he tenido que pagar por estar al lado de un genio... reitero, el de las teclas... pero, ¿¡qué tendrá el maldito!? En fin, acabo y le agradezco la invitación para acompañarle aquí esta tarde. No me quiero extender más, entre otras cosas porque me hacen falta semanas y quizá años para solventar mis carencias. Porque, García, he descubierto - aunque ya lo sospechaba - que en esto de la crítica de jazz soy un impostor. Le confieso que decenas de los discos por usted seleccionados ni siquiera los he escuchado. Aunque me consuelo pensando, y no me lo tome a mal, que son cosas de la edad.

Por cierto, y ya acabo. Hace no mucho caminaba por la calle con un disco en la mano. No sé si le sorprenderá saber que me sentí observado, incluso escrutado. ¿Qué es eso? Se preguntaban seguramente. No llegó al pánico pero se intuía. Por eso reconforta saber que uno no está solo en este absurdo de seguir amando la música registrada en un disco. Por eso valoro este libro como lo que es: un canto de amor a la música. Bueno, eso espero, o quizá que quería usted sentirse observado. Pero como creo que no necesita de un libro para que se le mire, intuyo que hay en él el cariño hacia los maestros que nos han hecho y hacen felices y una loa al arte de escuchar (ambas cosas hoy en claro retroceso.  Ni se respeta a los creadores, ni se los escucha). Por eso y por la opípara cena a la que espero me invite después, gracias.

© Carlos Pérez Cruz

Texto leído durante la presentación del libro Esto es Jazz: los 101 + 101 mejores discos de la historia de Chema García Martínez. Presentación en la librería 'La Central de Callao' (Madrid) el 23 de octubre de 2012.

jueves, octubre 18, 2012

Del absurdo de la vida y su compensación

Hay preguntas que pillan a contrapié; a veces salen de ellas respuestas valiosas porque no tienen un molde preestablecido. Viene esto de una cuestión que le he planteado en una entrevista a la cantante albanesa Elina Duni y de su habilidad para improvisar una respuesta tan simple como brillante.
En relación con uno de sus antiguos proyectos, leo en su biografía oficial uno que se define como “sonidos electrónicos en conjunción con el absurdo de la vida”. Hablemos entonces de absurdos vitales. ¿Qué significa para usted el absurdo de la vida?

¡Esa es una pregunta muy buena! (Risas). Bueno, ya sabe… ¡ya sabe! Creo que el absurdo de la vida significa lo mismo para todos. Son esas cosas que no son como deberían ser (Risas). Bueno, esa es también la razón por la que hacemos música, por la que escribimos canciones. Porque intentamos… ¿Cómo decir esto? ¡Tratamos de compensar!

¡Bravo! He ahí una respuesta real sobre la música y su valía. En un mundo tan pragmático como el nuestro, donde la validez viene determinada por oscuras ecuaciones, nada tan valioso (y humano) como algo que trate (y logre, las más de las veces) compensar el absurdo de la vida. Dado que la mayor parte de los menesteres cotidianos son puro tedio y absurdo, algo que es capaz de dinamitar el sinsentido y hacernos recobrar el sentido (o incluso perderlo), debería cotizar al alza en la bolsa de los valores humanos.

Dice Elina que en la soledad de su adolescente "exilio" suizo descubrió la facultad salvadora de la música.
¡Fue entonces cuando descubrí a los Beatles! Estaba muy contenta porque finalmente había encontrado cuatro grandes amigos. Solía caminar por las calles de Lucerna, que fue la primera ciudad a la que vine, y llevaba un walkman conmigo con música de los Beatles. Solía caminar horas y horas y ahí es cuando me di cuenta de que la música me estaba salvando.
¿Cuántas veces nos ha rescatado la música? Yo he perdido la cuenta, y me recuerdo plantado frente a la cadena de música con las bandas sonoras de Miklos Rozsa a todo volumen. O girando la mente hasta el éxtasis circular al fuego de la caverna de los suecos Hednigarna. Siempre alabaré a Coltrane, que me hizo ver la luz del amanecer después de una noche de cruel desamor juvenil. O a Alasdair Fraser y su embaucador violín escocés como carta de amor. Últimamente Antony me ha hundido más en el dolor de la felicidad (I am very happy so please hit me; I am very happy so come on hurt me) aunque ya venía rematado por el Splendid Vic Chesnutt (Víctima él del absurdo más absurdo de la vida: el dinero frente a la salud y la dignidad)...
¿Cómo explicaría la importancia de la música y de la cultura en nuestra vida a aquellas personas y gobiernos que sólo piensan en números?
Es muy importante para, en primer lugar, darle belleza a la gente, para lograr mantener la profundidad, para que sientan aquellas cosas que son más importantes y profundas.
Quizá por eso nos la quieren hundir a recortes e impuestos. La belleza nos da fuerzas; la profundidad, capacidad de reflexión. Por eso acosan la belleza, para que no podamos sentir y nos quedemos en la superficie (comercial) frente al horrible televisor de plasma global que vomita horror a cada instante y goles... ¡muchos goles!

Me aburro de escuchar discutir semana sí, semana también, del rescate y de sus (agonizantes) condiciones. Qué poco se habla del rescate incondicional de la música. Qué poco de la belleza que brota del esfuerzo y la inspiración de las personas. Qué poco de cómo la voz de Elina Duni es capaz de noquear el tedio por pura belleza y creatividad - un pozo revitalizante de emociones dormidas - y cuánto de La voz, al servicio de la banalización competitiva de lo poco que merece la pena de la humanidad: su arte. He ahí el absurdo del que hablaba Elina: el de las cosas que no son como deberían ser.

Elina Duni (Foto: Anja Tanner)
Escucha la entrevista con Elina Duni en la edición del 17 de octubre de 2012 de Club de Jazz. También puedes leerla o escucharla en su versión original en inglés.

miércoles, octubre 10, 2012

Todos los caminos están cerrados (Capítulo 3)

Contenidos del tercer programa de Todos los caminos están cerrados:

La periodista Erika Jara en Jerusalén (Foto: Carlos Pérez Cruz)
Conversación con la periodista Erika Jara, freelance establecida en Beit Sahour, área de Belén. Ha escrito para diversos medios de comunicación, entre ellos el 'Grupo Noticias' de Navarra y Euskadi o el Xornal de Galicia. Además mantiene un blog: Yo persona, tú persona. Con ella charlamos sobre Palestina e Israel, sobre el periodismo ejercido en esta región del mundo o sobre la caída de Hosni Mubarak en Egipto, que ella vivió en la famosa Plaza Tahrir de El Cairo.

 

Amplía la información sobre este programa y el viaje en el blog de Todos los caminos están cerrados.

lunes, octubre 08, 2012

Intifada

Estamos siendo utilizados como una pelota de fútbol. No somos los jugadores, somos la pelota y todo el mundo nos está pateando, nos utiliza. Por eso es tan importante permitir que la gente juegue un papel para conformar su sociedad. Que dependa de sí misma, se levante y diga: actuemos de otra manera.

Desconozco si España habrá sido "rescatada" cuando estas líneas vean la luz. Da lo mismo (y no lo da), hace mucho que no somos los arquitectos de nuestra sociedad (la burbuja social pinchó) y se nos ha usurpado el derecho a decidir. La crisis (llamémosla por su nombre: ESTAFA) es la excusa, pero hace tiempo que los poderes públicos nos definen consumidores, clientes, recursos humanos. Se nos ha desahuciado de la condición ciudadana y uno se sonroja por anacronismo al escuchar el grito de "el pueblo unido, jamás será vencido". Ese pueblo fue derrotado, pero no por ello deja de tener sentido la pelea. La vida nace derrotada por la muerte, así que sólo nos queda engañar tanto a una como a otra hasta la extenuación. Y en ello estamos, o deberíamos. (...)

sábado, octubre 06, 2012

Sabatinas periodísticas

(...) Pero el franquismo, esa edad del cólera, duraría muchísimo. Cuarenta años. Fíjense en este detalle significativo. La transición, que apenas duró siete años, se engrandece, produciendo un efecto óptico que condiciona su historia hasta hacerla inmensa, mientras que el franquismo –cuatro décadas que condicionaron la transición de manera absoluta–, ahora se hace pequeño, pequeño, como un accidente. Ahí es donde está la madre del cordero. (...)

Las lecciones del caimán (y 3) de Gregorio Morán (publicado en la página 30 de 'La Vanguardia' del sábado 6 de octubre de 2012)

(...) Para el espectador, para el lector, la obra de arte sucede: el que la conoce por dentro sabe que es el resultado de la ambición, la perseverancia y el trabajo. (...)

Talento en el derrumbe de Antonio Muñoz Molina (publicado en la página 3 del suplemento 'Babelia' del diario 'El País' del sábado 6 de octubre de 2012)

martes, octubre 02, 2012

Reunión de bachilleres (Franz Werfel)

(...) Sebastian no se encontró en absoluto atractivo: la cabeza torcida, la marcada palidez de las mejillas, la nariz demasiado puntiaguda, todo ello le causaba desagrado. ¡Suerte que nos vamos haciendo mayores, que una muerte paulatina va borrando nuestros rasgos! Nunca deberíamos dejar que nos fotografiaran. (...)

(...) Pero en el día de hoy, el tiempo era un enemigo mortal. Se necesitaba una gran fuerza de voluntad para dar un paso, pronunciar una palabra, llevar a cabo una tarea. Era preferible acostarse y soportar desesperado la agobiante pesadilla de ver cómo nuestra vida se alarga eternamente. El aire parecía grasa solidificada. La ciudad estaba metida en una caldera, con la tapadera cerrada. Alguna energía, sin embargo, lo había comprimido todo dentro de una cañería caliente. Así, los humos, las transpiraciones, el mal aliento de las chimeneas, casas, calles, estaciones y de tantos cientos de miles de seres vivos no podían liberarse; parecía un horno que tuviera el conducto de escape obturado por un exceso de hollín. En su particular lenguaje de enfermo, Sebastian llamaba a esa desesperante condición del mundo "el simún solidificado" (...)

Reunión de bachilleres, de Franz Werfel (1928)
Free counter and web stats