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martes, febrero 07, 2012

Verneri Pohjola Quartet - "Ancient history"


Cuando todavía me relamo con su Aurora, el trompetista finés Verneri Pohjola irrumpe de nuevo en mi rutina con Ancient history, primer trabajo ex profeso para el sello alemán ACT (el anterior fue una reedición en 2011 de un disco que Pohjola había editado en Finlandia en 2009). Según se cuenta en la web de la discográfica, fue el trombonista sueco Nils Landgren quien puso al productor Siegfried Loch tras la pista de este músico. Tiene su lógica. Landgren es un jazzista afín al pop y en la música del finés hay una vocación melódica pop evidente. Si prescindiéramos del esteticismo preciosista, de los desarrollos progresivos y de la atmósfera con que acondiciona Pohjola su obra, la música tendría un punto meloso y hortera que, por fortuna, queda soterrado por otras virtudes.

El Verneri Pohjola de Aurora es adictivo para quien esto firma. La reducción drástica de instrumentistas de un trabajo a otro puede causar cierta decepción en la comparativa, pero la realidad del Jazz es más próxima a la de este combo que a la exuberancia con vocación sinfónica. En realidad lo que hace Ancient history es corroborar su estilo pero desvestirlo. Es la confirmación al desnudo de ciertas querencias formales y estilísticas del trompetista: largos desarrollos temáticos, que dan un sentido narrativo a la música, y tendencia al estallido épico. Se percibe en el inicial Deism, largo tema con ese punto espacial que produce su estatismo armónico y que lo emparenta con el imaginario cósmico del trío del difunto Esbjörn Svensson. Tal es la primacía melódica en su música que aquí su solo apenas es una variación temática, como si no quisiera romper la atmósfera tan predeterminada por la circular y minimalista armonía. Es esa atmósfera, junto al acento melódico y la expresividad de Pohjola como instrumentista, la que retiene la atención, quizá por hipnosis. Fórmula que repite con menos fortuna en el tema que da título al disco, quizá porque poco añade y apenas media un tema.

Al igual que la reiteración estética entre el primer y el tercer tema de la grabación, sorprende la réplica que But this one goes in four parece del Colossus de Aurora. El mismo tipo de fórmula rítmica (sustentada en el enérgico groove de batería, bajo y piano), el mismo tipo de exposición temática al unísono (flauta y trompeta en el anterior, trompeta y piano en este) y el desarrollo melódico acostumbrado por el trompetista. Uno parece el eco del otro. No ocurre exactamente lo mismo con la única versión de la sesión (sólo una, al igual que en Aurora) aunque en ambos casos el arreglo se concentra en la melodía, a la que sazona con diversos efectos percusivos (más evidente en la Hyperballad de la islandesa Björk que en el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, más flexible en los tempos). Es la gracia con la que se imparten golpes, efectos y graznan los patitos de goma (o lo que diablos haga sonar Tatu Rönkkö) donde la versión adquiere personalidad. Además Pohjola juega con la paleta expresiva de sonoridades ventosas y aflautadas de su trompeta (que alcanzan su cénit en la final Ballad 18), parte de su encanto.

Ya que Verneri Pohjola se mueve en parámetros estéticos que se reconocen como propios de cierto Jazz nórdico, llama la atención un tema como Cheap taxi adventure (con la colaboración del saxofonista alto Jukka Perko), recuerdo de una experiencia suicida en un taxi en Shanghai travestida musicalmente de un groove neoyorquino y eléctrico con vocación hardbopera. También contrastan los feroces Thunderous thoughts, una de las más agrestes composiciones de Pohjola cimentada en la línea de bajo de Antti Lötjönen (un riff continuo) y la pegada de Joonas Riippa. Es el Pohjola más exigido, el más expuesto desde una perspectiva de solista de Jazz puro y duro, aunque al solo sobre la vibrante línea de bajo y batería acuda finalmente al rescate el pianista Aki Rissanen para devolver la calidez melódica de la exposición temática.

Siendo un solista notable, la relevancia de la irrupción de Pohjola en la escena jazzística tiene más relación con su capacidad de estilo. Con su habilidad para, a  partir de elementos muy  básicos, proporcionar una atmósfera común al conjunto. De ello da muestra White view, construido capa a capa. Es un juego de líneas melódicas de resonancia impresionista y formalismo clásico sin solo del trompetista (es el pianista Aki Rissanen quien lo desarrolla, quizá algo lastrado por la rigidez métrica de la composición). Tanto en este tema como en el disco en su conjunto resulta inconfundible la huella estilística nórdica, también el sello de su autor. He ahí su valor. No inventa el fuego pero aviva la llama.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

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