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miércoles, septiembre 24, 2008

Fronteras

Sacado del periódico "La Vanguardia" de hoy:

"Le contaré una historia -comienza Lali Jadonova, rusa de origen georgiano cuyo marido es armenio -. Tras la II Guerra Mundial, un pueblecito quedó dividido por la frontera entre Turquía y la URSS. A una mujer se le murió un hijo que vivía al otro lado y pidió permiso al soldado de la valla para cruzar. Éste le dijo que no, y ella se fue a Tiflis, luego a Moscú, a Europa, Estambul y llegó al pueblo, enterró a su hijo y se acercó a la frontera. El soldado, cuando la vio, comenzó a llorar. Pidió perdón a la señora y le dejó cruzar a su casa".


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